La vida de un pueblerino en la ciudad.
- Catalina Brand Gómez
- 20 jun 2020
- 3 Min. de lectura
Cuando crecemos en un pueblo, alejado de todo el ambiente pesado que tiene la ciudad, sin dejar de un lado que los pueblos también pueden ser muy pesados, el llegar a la Ciudad ocasiona en nosotros podría decirse, una catarsis. Crecer en un pueblo significa que todo el mundo te conozca, que te miren más de lo que quieres que te vean, que te juzguen y te encierren en una burbuja que explota, una especie de mecanismo de defensa.
Urabá es una tierra muy linda, llena de paisajes excepcionales, de naturaleza, del verde de las montañas y las plantaciones de plátano y banano. Lo más fascinante de esta zona es que es una explosión cultural, al limitar con la costa, con el Chocó y con el resto de Antioquia nuestra cultura la azotan otras miles de culturas y costumbres, es una verdadera experiencia que debes vivir en carne propia para poder entenderla. Con ello también vienen muchos estigmas y estereotipos que "no te dejan" poder expresarte de la mejor forma, terminas expresándote a medias, por decirlo así. Urabá es una tierra muy conservadora en todos los sentidos, desde lo cultural hasta lo político, una zona que en su tiempo fue azotada por una guerra que le tocó a nuestros papás de la cual no puedo decir que esté orgullosa pero que también la libramos y que gracias al universo todos siguen aquí. Por ello no es tan fácil la vida allá, al decir fácil digo fácil de sobrellevarla, si eres diferente en cualquier aspecto sos un foco de miradas y críticas, porque no están acostumbrados a lo diferente y en esta región se vive mucho de las apariencias, tristemente. Pero en pleno siglo 21 puedo notar cómo las cosas cambian poco a poco, y es sabido que los cambios no se dan de un día para otro, pero por algo se empieza.
Vivir en Medellín se convierte en la experiencia más retroalimentadora de mi vida. A los paisas les importa muy poco la forma en la que te expreses, por eso llegar acá es un choque cultural porque encuentras personas de todos los estilos, sabores, colores y costumbres, sobretodo si estudias en la Universidad de Antioquia ya que es una de las más diversas del país. Empiezas a crear un propio concepto, a pensar por vos y dejar el esnobismo que es la cúspide de los pueblos, y creas autocrítica y tu propio estilo de vida.
Por esto mismo pienso que no hay otro lugar mejor que Medellín en toda mi Colombia rica en biodiversidad y cultura. Y sonará muy regionalista pero a muchas regiones les falta mucho qué aprender de la Antioqueña.
En Medellín encontré mil pasiones, encontré el arte, me encontré a mí misma, encontré amigos para toda la vida, pero sobre todas las cosas encontré amor. Se convierte en un lugar seguro para ser como a vos se te dé la gana, es ciudad de cambios y de crecimiento.
A pesar de que todavía existen muchos tabúes y estigmas, la gente de Medellín y todo el Área Metropolitana tiene un corazón gigante del cual siempre voy a estar orgullosa y feliz de que me hayan acogido en su Valle de Flores y Paisajes inigualables.
Urabá me enseñó un millar de cosas que han hecho de mí lo que soy hoy, la Ciudad sólo lo terminó de forjar y todavía falta mucho por crecer y aprender, pero será una experiencia única de la cual espero sacar todo el provecho que pueda.
Si vos me estás leyendo y sos de algún pueblo, déjame saber si tú lo sentiste también y si eres Citadino, espero que estés muy orgulloso de la tierra tan bonita en la que vives.
Gracias.
-Catalina.
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